Del laicismo, el Islam y la separación de política y religión


Siempre que hablamos de laicismo y de separación de la política y la religión parece que con el Islam nos surge un problema. Sin embargo, una cosa hay que tener clara: laicismo es simplemente la separación de dos ámbitos de la vida como son política y religión, que no implica la oposición a la religión en sí misma. Así pues, se puede ser perfectamente laico y creyente.

Dicho esto, me gustaría entrar a valorar por qué la separación en el Islam de ambos ámbitos es más difícil, si bien, la fe islámica no ha tenido problemas para adaptarse a las condiciones existentes en sociedades laicas, que, por otro lado, son bien escasas.

Echando un vistazo a la historia y al Corán se hace evidente a los ojos de cualquiera que el Islam no es simplemente una creencia, es una manera de organizar la sociedad y, por ende, ambos dominios son cuasi inseparables. La base teológica de la doctrina islámica ya se encuentra establecida por el judaísmo y el cristianismo, recalcando obviamente las diferencias que en algunos dogmas se establecen con respecto a éstas, pero sin negarlas nunca. Así, con este trabajo ya hecho, Mahoma pudo consagrar la escritura del Corán, no sólo a transmitir el mensaje que de Allah recibía a través del arcángel Gabriel sino también a establecer una serie de normas que rigieran la caótica podríamos decir sociedad del Hiyaz en aquella época.

Para los que desconozcan la historia de Arabia, a grandes rasgos podemos señalar que era una sociedad conformada por clanes tribales, politeístas, con una serie de leyes propias y que se dedicaban principalmente al comercio y controlaban las caravanas del desierto y sus rutas comerciales. El hecho de que Mahoma predicara una doctrina basada en el monoteísmo y que censuraba algunas de las prácticas que llevaban a cabo estos clanes tribales le granjeó problemas con las mismas, que derivaron, finalmente, en su huida a Medina. Pero el motivo de estos enfrentamientos, más que religioso, es político y económico. Tribus como los corichitas veían peligrar sus posiciones de poder y sus negocios y se levantaron contra el profeta. Por ello, resulta para mí evidente que, desde sus inicios, religión y política está absolutamente intrincadas en el Islam.

La pretensión del Islam es convertirse en orden social y por ello Mahoma establece una serie de usos sociales o normas e, incluso, regulaciones de determinados ámbitos de la vida que estaban absolutamente desamparados por las leyes tribales existentes o, es más, los regulaban de manera absolutamente denigrante para algunos de los sujetos objeto de dichas leyes. Así es como Mahoma establece las formas en las que habría de producirse la herencia en el matrimonio, las formas de divorcio, etc. A día de hoy resulta totalmente cuestionable que estas leyes puedan aplicarse tal y como fueron establecidas por Mahoma y, desde luego, es una opción con un apoyo insignificante entre la mayoría de musulmanes. Pero lo que es incuestionable es que en su momento sí supusieron un gran avance para la sociedad árabe y contribuyeron, en gran medida, a la expansión del Islam y no guardan parangón con la moda que se estilaba por entonces en la Europa medieval, en la que el solo hecho de pensar que la mujer podía divorciarse de alguna manera era casi herejía.

Otro hecho también reseñable a mi parecer en esta simbiosis de política y religión es la escisión entre suníes y chíies. La preferencia por otro sucesor que no fuera Alí, no puede entenderse sino como una decisión política y de luchas por el poder, ya que la legitimidad total la tenía el yerno del profeta por línea directa sucesoria y, por tanto, era el legítimo sucesor. Más aún puede señalarse el martirio de Husein que los chíies conmemoran cada año en la Achurá. Que el califa omeya Yadiz I matase a Husein, hijo de Alí y nieto del profeta, no cabe sino entenderse como una decisión política de consecuencias muy graves para la posterior evolución de la fe islámica y la casi desaparición de la posibilidad de reconciliación. El martirio de Husein en Kerbala y la humillación postmortem son claramente de tinte político, en este caso la lucha por el califato, y no únicamente religioso.

Desde el siglo VII la extensión del Islam fue posible no sólo por la conversión voluntaria sino también por la conversión forzosa que imponía una fuerza militar verdaderamente sorprendente, que en poco tiempo logro conquistar un territorio que se extendía desde los Pirineos hasta el golfo Pérsico, Turquía y Asia Central. Todo ello bajo la autoridad del califa, autoridad política máxima y príncipe de los creyentes, aquello que mantenía unidos a los musulmanes por encima de identidades nacionales, étnicas, etc. No olvidemos que esta institución desapareció únicamente a comienzos del siglo XX tras la disolución del Imperio Otomano.

Cuando nos preguntamos por qué el rey de Marruecos posee la autoridad política y la religiosa al mismo tiempo, no podemos olvidar que las concepciones del mundo no son iguales ni tienen por qué serlo. Yo no creo que sea mejor ni peor, es un sistema político en el que hay que sopesar sus pros y sus contras y si es beneficiosa para la sociedad en la que existe o no. No olvidemos que nuestro actual monarca tuvo que renunciar a su privilegio de escoger a los cardenales para el Vaticano. El Islam ha demostrado sobradamente poder adaptarse sin problemas a sociedades laicas, pero este hecho no puede cegarnos en el deseo de imponer nuestra concepción del mundo a los que no piensan como nosotros, máxime cuando se trata de un modelo (el occidental) que ha demostrado sus defectos, especialmente cuando sus principios básicos son violados por aquellos que dicen defenderlo.

2 comentarios sobre “Del laicismo, el Islam y la separación de política y religión

  1. Estando de acuerdo con gran parte del artículo, hay una frase que me chirría bastante: «el Islam ha demostrado sobradamente poder adaptarse sin problemas a sociedades laicas». ¿Cómo sin problemas? ¿De verdad los musulmanes de Europa se consideran ciudadanos de sus respectivas naciones y no, más bien, de la «umma islámica»? Umma que ahora mismo en Europa es minoritaria pero, cuando Dar al-islam sea mayor en Europa, ¿qué sucederá? Nadie lo sabe. Lo cierto es que el pensamiento tradicional religión no ha evolucionado nada, quitando pensadores aislados que, siendo creyentes, se han formado en universidades occidentales. El hecho de que una legislación para lo temporal venga del hombre y no de la Revelación sigue siendo una herejía. No hablamos (como puede suceder en el cristianismo) de un desacuerdo puntual entre una ley civil y la moral de una religión: el mismo hecho de legislar fuera de la Revelación ya es un pecado contra Dios.
    Creo que hay un exceso de optimismo en ese «sin problemas». Porque sí hay problemas, y muchos. Problemas en el mundo islámico, problemas en el islam europeo. Mirar a otro lado no ayuda a solventar esta cuestión. También hay problemas en un Occidente que quiere imponer su modo de pensar en todo desde una superioridad moral que no se ha ganado en muchos casos. Pero eso daría para otro artículo. Un cordial saludo.

    1. Muchas gracias por tu feedback Antonio. Sí, estoy de acuerdo con tu apreciación. Escribí este artículo hace tiempo, cuando mi comprensión de la cuestión no era tan completa como es ahora y obviamente pecaba de optimismo cuando, como tú dices, problemas hay muchos. Gracias de nuevo por haber leído mi blog. Un saludo!

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